En las últimas semanas, he leído en medios financieros y redes sociales una especie de campaña para que el público abrace la idea de que la Reserva Federal, es decir el banco central de Estados Unidos, acepte cambiar su objetivo, múltiples veces declarado, de mantener una inflación anual del 2%.
Como ejemplo les comparto un tuit de Paul Krugman, premio nobel de economía. (Por cierto, que algunos tuiteros acusan a Krugman de ser una especie de vocero informal de la FEd, lo que en México llamaríamos beneficiario del chayote).
¿Qué quiere decir esto y cuál es su importancia?
Uno de los temas más discutidos en economía es si es necesario que haya cierto nivel de inflación para que exista crecimiento y aumento en el bienestar general. Algunos economistas muy prestigiados como Ben Bernanke, quien fuera presidente de la Reserva Federal, ha escrito largamente sobre los supuestos peligros de la deflación.
Claro, Bernanke también es capaz de decir que los elevados niveles de inflación se deben a la avaricia de los empresarios. Lo cual, al menos nos da para pensar que estos señores son capaces de decir cualquier cosa. En lo personal sale de mis manos porque no comprendo la razón por la cual es necesario empobrecer al común denominador de la población para lograr bienestar general, pero ciertamente a mí no me han dado un Premio Nobel.