Ni los mejores aguantan el FOMO. Segunda parte

Las historias de los grandes inversionistas nos cuentan mucho de la realidad en los mercados financieros, además de que nos permiten imaginarnos qué habríamos hecho, cualquiera de nosotros, de haber estado en sus zapatos.

En el Daily pasado, les platicaba la historia de uno de los más exitosos inversionistas de todos los tiempos. Stanley Druckenmiller, quien estuvo a punto de predecir (y ser el gran ganador) de la peor caída porcentual de la que se tenga registro en la Bolsa de Valores de Nueva York. Sólo que en el último momento le tembló la mano.

Durante septiembre y los primeros días de octubre de 1987, la bolsa de valores de Nueva York perdió casi un 20%. Druckenmiller había salido de sus pérdidas de inicios del verano gracias a sus posiciones cortas. (Una estrategia de inversión diseñada para ganar dinero cuando los precios de las acciones caen. Te invitamos a leer el Daily: "Menudo lío se ha armado" para que comprendas de qué hablamos).

Para cuando los mercados cerraron la tarde del jueves 15 de octubre, Druckenmiller estaba perfectamente posicionado para convertirse en una de las personas más ricas del planeta el lunes siguiente, cuando ocurriría lo que hoy conocemos como el "lunes negro".

Pero el viernes 16, Druckenmiller comenzó el día instruyendo a sus operadores a dar media vuelta y organizar todo el programa de inversiones a su cargo para esperar un fuerte aumento en los precios. No solo cerraron sus posiciones cortas, sino que también pidieron crédito para comprar aun más acciones de las que podían con el capital que tenía a su disposición.

Tiempo después, un reportero le preguntó cuál fue el motivo de lo que con el tiempo sería conocida como una de las decisiones más caras de la historia. Su respuesta fue que su gran éxito al predecir las caídas de septiembre y octubre lo hicieron sentirse capaz de adivinar el momento en que las acciones volverían a subir. Y que no quería volver a sentir la sensación de que se quedaba atrás, el famoso FOMO, con toda las dudas e incertidumbre con las que vivió durante julio y agosto de ese año.

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