En octubre de 2012, tres perfectamente desconocidos ñoños de la Universidad de Toronto cambiaron el mundo, aunque no por ello dejaron de ser unos perfectos desconocidos, al menos para el 99.9% de los habitantes del planeta.
A comienzos de ese año, los aspirantes a doctores en ciencias computacionales, Alex Krizhevsky e Ilya Sustskerver, junto con su asesor de tesis el profesor Geoffrey Hinton, se inscribieron en un concurso llamado ImageNet Large Scale Visual Challenge (abreviado ILSVRC).
El objetivo de este concurso anual es fomentar el desarrollo de tecnologías que les permitan a las computadoras distinguir objetos que “observan” a través de una cámara de video.
La competencia consiste en mostrar a los sistemas participantes 14 millones de imágenes. El ganador es aquel que reconoce correctamente el mayor número de ellas.
Ese año AlexNet, el programa desarrollado por Krizhevsky y su equipo, resultó ganador y por mucho. En concursos anteriores, los sistemas ganadores habían acertado el 75% de los casos en promedio. AlexNet fue capaz de reconocer el 84% de las imágenes que le mostraron.
Este triunfo arrollador no fue accidental. AlexNet estaba desarrollado sobre una arquitectura de hardware diferente, la unidad de procesamiento gráfico (GPU por sus siglas en inglés).