¡Estaba de cabeza! | Segunda parte

El lunes pasado platicamos del mercado de bonos y la gráfica que surge cuando dibujamos las tasas de interés que se pagan a diferentes plazos. Gráfica que es conocida en el medio como curva de rendimientos. Si te perdiste la primera parte, la puedes consultar aquí.

Y también dijimos que ocasionalmente pasa algo muy raro. La curva se ve invertida, lo que significa que los ahorradores están dispuestos a prestar a plazos más largos con tasas más bajas de las que demandan para plazos más cortos. Lo cual hace tanto sentido como descubrir de repente que es más barato viajar en primera clase que en segunda.

¿Cuál es la razón de esto?

Cada vez que los doctores y posdoctores en economía a los que la Fed da empleo se dan cuenta de que hay señales de problemas económicos, proceden a bajar las tasas de interés que el banco central les cobra a los bancos comerciales por prestarles dinero para que se sientan cómodos dando préstamos a personas y empresas.

Esta inyección de liquidez a la economía provoca que las tasas de interés disminuyan, lo que se supone que debe ayudar a que las personas y empresas puedan manejar mejor sus problemas de dinero y así estimular la actividad económica.

Los compradores de bonos saben que esta siempre es la receta que emplea la Fed cuando ve problemas en el horizonte, así que cuando detectan señales de debilidad económica dejan de comprar bonos de plazos cortos y prefieren los plazos largos para amarrar mejores tasas antes de que estas disminuyan. Y esto activa una expectativa autorealizada. Los mercados esperan que las tasas de interés bajen y, de hecho, por eso bajan. Pero más en los plazos largos que en los plazos cortos.

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