En esta serie hemos mencionado la idea de que el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y la robótica son fundamentalmente incompatibles con el sistema monetario actual. El lunes pasado hicimos un repaso de cómo funciona dicho sistema monetario. Si no pudiste leer el artículo puedes hacerlo aquí.
La razón de esta incompatibilidad es que, como platicamos, en el sistema financiero actual los activos de los bancos comerciales están integrados por créditos que fueron creados a partir de la nada. Por la simple magia de un movimiento contable. Si los titulares de esos créditos se empiezan a quedar masivamente sin trabajo, no van a poder pagar sus préstamos. En una situación así, a los bancos centrales del mundo solo les quedan dos opciones.
La primera es rescatar a todo el sistema bancario a través de comprar todos los créditos que entren en falta de pago. Para lo cual tendrían que crear varias veces el dinero que hay actualmente en la economía. Lo que terminaría por provocar una inflación extraordinaria y una devaluación de todas las monedas nacionales contra el oro y el bitcoin.
Y la segunda es dejar quebrar al sistema bancario y con ello básicamente a todo el mundo. Escenario en donde los únicos activos que conservarían y multiplicarían su valor serían precisamente el oro y el bitcoin. Obviamente la segunda opción queda descartada. Así que solo pensemos en la primera.
Ganadores y perdedores
Esta posibilidad de que la IA y la robótica trastornen el mercado laboral o, dicho de forma más llana, que dejen a muchísimas personas sin trabajo y sin poder pagar sus créditos resulta en otra idea por demás sugestiva. Los países mejor posicionados para aprovechar esta revolución tecnológica son los países con malas situaciones demográficas.