Si el río suena es que oro lleva | Segunda parte

En el Daily pasado empezamos a platicar sobre el ascenso vertiginoso que ha tenido el precio del oro durante las últimas semanas. Si no tuviste oportunidad de leer la primera parte, puedes hacerlo aquí.

¿Qué significa todo esto y cuales son sus implicaciones? Para contestar esta pregunta regresemos 53 años en el tiempo a 1971.

En agosto de ese año, Richard Nixon rompió la promesa que le había dado coherencia al sistema financiero mundial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La convertibilidad del dólar estadounidense por oro a una tasa fija.

Junto con esta medida, Nixon presionó y convenció al entonces presidente de la Reserva Federa, Arthur Burns, de que apoyara sus esfuerzos para reeligirse como presidente de Estados Unidos. Burns era un obediente militante republicano, así que cuando el líder de su partido le pidió ayuda no se atrevió a negársela y redujo las tasas de interés para darle un pequeño empujón.

En la arena política, la maniobra fue todo un éxito. Nixon obtuvo una gran victoria electoral en 1972, pero la economía de Estados Unidos entró en una década de bajo crecimiento y alta inflación. Por supuesto, cualquier parecido con los tiempos actuales es mera coincidencia.

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