¡Abusivos!, que el gobierno les ponga freno | Cuarta parte

El miércoles pasado comentamos los desastres que han provocado los controles de precios en Argentina, en el marco de nuestra serie sobre la propuesta de Kamala Harris del control de precios en Estados Unidos.

En lo personal, sigo sin poder creer que un gobierno pueda ser tan incompetente como para lograr que haya escasez de carne en un país como Argentina. Sin embargo, hay casos peores.

Para apreciar con plenitud el efecto que tienen los controles de precios, basta con echar una ojeada al caso de Venezuela, país que pese a tener las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo cayó en un auténtico infierno económico.

Los controles de precios de la era Chávez

En 2003, Hugo Chávez impuso precios máximos para cientos de productos, incluso a la harina de maíz (a ver, trata de hacer arepas sin harina), la leche y el aceite de coco.

Como resultado, el desabasto de esos productos se hizo generalizado cuando las tiendas y supermercados no pudieron cubrir los costos que les pedían los productores. Al mismo tiempo la producción agrícola se desplomó porque los granjeros no podían cubrir los costos de producción. Pronto la única forma de hacerse de los artículos más básicos era importarlos. Con dólares a los que muy pocas personas tenían acceso.

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