¡Abusivos!, que el gobierno les ponga freno | Tercera parte

La semana pasada platicamos de la propuesta de la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, para implantar un mecanismo de precios máximos determinados por el gobierno estadounidense para varios artículos de primera necesidad, lo que se conoce como un control de precios. Si no tuviste oportunidad de leerlos, aquí están la primera y segunda parte.

Para cuando recibas este correo ya habrá ocurrido el debate entre Kamala Harris y Donald Trump. Y como la propuesta fue muy mal recibida, no sería difícil que la Sra. Harris ya haya declarado que ella jamás lanzó tal sugerencia y que aquellos que afirman que sí lo hizo son desinformantes rusos, o alguna barbaridad por el estilo. Ya sabemos que los políticos son increíblemente hábiles para estas cosas de la realidad plástica.

Sin embargo, sin duda lo dijo. Así que es útil analizar esta idea para que cuando a algún político latinoamericano se le ocurra porponer algo similar con el argumento de que hasta en Estados Unidos se imponen controles de precios, se le dé el tratamiento que merece.

Hay que decirlo de forma sencilla. Los controles de precios no funcionan porque distorsionan el equilibrio natural de la oferta y la demanda en un mercado. Para explicar esto vamos a recurrir a una muy sencilla gráfica del primer curso de economía que se imparte en una infinidad de universidades en el mundo. Y que debería ser parte de los cursos de primero de secundaria.

Lo que esta gráfica quiere decir es que en condiciones naturales, los productores de "algo", es decir "la oferta" produce, fabrica o vende ese algo hasta empatar la cantidad que los consumidores necesitan, es decir, la demanda de ese algo.

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