Analicemos la salud de Bitcoin. Cuarta parte

Si bitcoin llega a ser la base del sistema monetario mundial, lo cual algunos de sus entusiastas creen que puede ocurrir, seguramente todos voltearemos al momento en el que supimos de esta tecnología por primera vez.

En mi caso, yo lo descubrí en un artículo que llegó a mi correo electrónico en 2013, el cual trataba de las respuestas que habían surgido por todo el mundo a la gran crisis financiera de 2008 y a las medidas que algunos gobiernos habían adoptado para rescatar al sistema bancario mundial.

El autor del artículo dedicaba una parte a hablar del invento de un tal Satoshi Nakamoto, o de alguien que se hacía llamar por ese nombre, en el cual se conjugaban diferentes tecnologías para crear un sistema de pagos entre personas al que llamaban bitcoin. Al igual que muchas otras personas, no le puse mucha atención a toda la filosofía sobre libertad monetaria que brotaba del trabajo del tal Nakamoto. Lo que llamó mi atención fue el incremento de varios miles por ciento que siguió al primer halving.

(En los archivos de Global puedes encontrar varios artículos que describen con más detalle la operación del bitcoin y en donde platicamos con más detalle sobre los halving. De una forma rápida solo digamos que el programa de cómputo que administra la red fue creado de tal manera que la liberación de nuevos bitcoins se reduce a la mitad cada 4 años).

Así que en mi mente hice un cálculo veloz de cuánto podía acumular si convertía una parte de mi pequeño capital a bitcoin y este volvía a crecer 10,000%. (Para los que tengan curiosidad, esto significa que cada peso o dólar que tienes se múltiplica por 100). Y me puse a estudiar lo que pude encontrar acerca de bitcoin.

Rápidamente descubrí que el asunto estaba muy enredado. Había que transferir dinero a una empresa denominada exchange, de la que jamás había oído hablar y que cuando investigué en internet tenía como dos años de estar en el negocio. (Los exchanges fueron hechos para las mismas funciones que las casas de cambio entre monedas fiat). Y después había que tener conocimientos bastante robustos en programación de lenguajes de cómputo para poder custodiar las llaves privadas. Lo primero me dio mucha desconfianza y lo segundo me pareció muy complicado así que decidí dejarlo para alguna época que estuviera más desocupado. Lo cual, por supuesto, nunca sucedió.

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