Hace unos días asistí a una de esas pláticas que nos encantan a los dizque financieros, esas en las que nos reunimos en un auditorio a escuchar cómo un grupo de panelistas entran en trance y hacen sus predicciones sobre el futuro de la economía y los mercados financieros. Al respecto, existe una frase que dice algo como "el análisis económico se inventó para darle formalidad a la astrología".
Pero hay algo muy valioso de estas charlas, aparte de la tonelada de galletas que te obsequian, descubrir qué tienen los analistas en sus mentes. Así fue que nos dimos cuenta que la inversión en bolsa vuelve a estar de moda. Lo cual crea oportunidades como riesgos. Porque es indudable, y siempre estoy martillando esta idea, que los mercados financieros son uno de los mecanismos más reales y sobre todo accesibles que existen en el mundo para hacerse de capital y que las personas podamos tener vidas más tranquilas, al menos desde un punto de vista financiero.
Y digo esto porque cualquier persona que tenga un empleo puede hacerse en 10 años de un portafolio de 25 acciones que le paguen una buena renta a través de sus dividendos. ¿Cuántas personas tienen la capacidad de hacerse de un portafolio de cinco bienes raíces en 10 años? Así que si me lo permiten, vamos a ganar un poco de cultura financiera para quitarnos la ansiedad que muchas personas experimentan con estos temas.
Euforia y depresión con el precio de las acciones
Hoy en día, casi toda la gente que invierte en alguna bolsa de valores esta obsesionada con los precios de las acciones. Si suben es generalmente motivo de euforia, si bajan tenemos depresión colectiva. Otro día les platicaré sobre las posiciones largas y las posiciones cortas, no sólo para que vean lo que puede tener su candy-stock-rush también si los precios bajan, sino para mostrarles las formas en que se puede invertir. Pero por ahora, quedémonos en el tema general de precios crecientes es igual a personas felices.
Para un inversionista del siglo XIX —si eres milenial, más o menos en la época del papá de tu tatarabuelo— esta noción del mercado le hubiera parecida particularmente extraña. El simple concepto de jugar a la bolsa le hubiera sonado más a un casino que a un mercado de valores. De hecho, en aquella época podías apostar al precio de una acción en algo muy parecido a los portales de apuestas modernos. Como ya te platiqué en otro Daily Global, el objetivo de la bolsa era hacerse socio de empresas, especular con los precios de las acciones era un objetivo secundario.