En México tenemos un dicho popular que dice: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
Desde luego, esto se refiere en gran medida a la casta compuesta por 1.5 millones de personas que trabajan para el gobierno federal, más los 120,000 empleados de Petróleos Mexicanos, más un enorme etcétera de todos los otros organismos del sector público que tienen el extraordinario privilegio de saber que sus salarios se pagarán sin importar cómo vayan las ventas o qué tan fuerte está la competencia.
Sin embargo, hay una fuerza económica mucho más profunda e interesante que se esconde en esa frase: el efecto Cantillon.
Dedicamos esta semana a investigar sobre este efecto económico que reparte la riqueza de un país, pero no como te lo estás imaginando, de los grupos más pudientes hacia la población con menos recursos, sino al revés. Como una aspiradora que quita a los menos favorecidos y enriquece a los más adinerados, los más cercanos al poder político.
¿Qué es el efecto Cantillon y en dónde se originó?
El término lleva el nombre de un economista francoirlandés de nombre Richard Cantillon. Este caballero nació en una adinerada familia irlandesa, propietaria de extensas tierras. Hoy lo llamaríamos un "mirrey" cualquiera. Sin embargo, este riquillo del siglo XVIII tuvo la suerte de que un primo suyo se fuera a vivir a París y se convirtiera en un próspero banquero.