Había una vez un país en el que las personas se habían acostumbrado a vivir de estirar la mano para recibir trasferencias de su gobierno y así poder gastar más de lo que podían producir.
Los habitantes de este país, al que llamaremos Azul, no estarían muy lejos de los ciudadanos de la gran mayoría de los países occidentales, salvo por un pequeño pero elemental detalle. Al gobierno azul le gusta hacer la guerra y gobernar un imperio que es la versión moderna del sueño del rey español Carlos V: "Un imperio donde jamás se pone el sol".
Sin embargo, 8 décadas de hacer su voluntad sobre el resto del mundo y la práctica del pan y circo le han salido caras al viejo imperio azul. Por primera vez en su historia gastan más en intereses por sus astronómicas deudas que en sus ejércitos y armadas.
Los azules no solo gastan 55% más en pagar intereses que en su presupuesto militar. Cerca del 40% de lo que gastan en defensa lo hacen para pagar pensiones de soldados retirados. Muchos de nosotros podemos pensar que es una práctica “correcta” destinar ese dinero a cuidar de los veteranos que han prestado sus servicios a su país, por mucho que nos podamos reservar nuestra opinión acerca de esos “servicios”.