Hoy les comparto el primer capítulo de una serie llamada "Desastres financieros", en la cual haremos un recorrido por la historia de algunos países y conoceremos los mayores desastres económicos de los últimos 100 años. Empezamos en Alemania hace poco más de un siglo, en 1914.
Un plan que no podía salir mal
Alemania es un país que muchas personas consideran ejemplo de primer mundo, un gran desarrollo tecnológico, una sociedad muy avanzada y un gobierno que hace un muy prudente manejo de sus finanzas públicas. Pero no siempre ha sido así.
En 1914, los jefes en el gobierno del Kaiser Guillermo II habían decidido involucrarse en una guerra a gran escala para apoyar al Imperio Austrohúngaro contra Francia y Rusia. Pero tenían un problema técnico para los administradores del Ministerio del Tesoro y el Bundersbank (el banco central alemán).
Desde 1871, cuando Alemania nació formalmente, el marco alemán era convertible en oro a una tasa fija. Es decir, la moneda del país funcionaba bajo un patrón oro. Puesto en términos muy sencillos esto significa que lo que el gobierno compre y gaste debe ser pagado con trabajo e impuestos reales.
Sin embargo, no era una buena manera de empezar una guerra, en la que la población no tenía mayor interés, con un alza en impuestos. Había que buscar otra solución.